Viajeras vocacionales, que no vacacionales.
Porque no es lo mismo viajar que hacer turismo, vamos siempre en busca de la esencia del lugar que visitamos.
Porque sabemos que ningún sitio es simplemente las “10 cosas que ver en…”, buscamos experiencias, cultura, gente…
Somos de esas que soñamos un viaje y disfrutamos planificándolo incluso antes de saber cuándo lo vamos a poder hacer.
Queremos enseñarte nuestra forma de viajar despacio, adentrándonos en las culturas, aportando más valor al presupuesto, gracias a nuestro conocimiento del lugar.
Porque no hacemos esto solo para vivir viajando, lo hacemos porque si hay algo que disfrutamos más que visitar lugares nuevos, es llevar a otr@s a cualquier lugar conocido o desconocido y ver cómo disfrutan de esa experiencia.
Somos Elsa y Ana, las de carne y hueso. Nos conocimos hace diez años cuando entramos en la Universidad, compartimos estudios y también piso. Desde entonces, cada una siguió un camino que hoy en día nos ha vuelto a unir para hacer lo que más nos gusta: viajar y llevar a otr@s de viaje.
El proyecto nace del deseo de trabajar para nosotras mismas haciendo lo que más nos gusta, que es viajar y enseñar a otras personas los sitios chulos que hemos descubierto y conocemos.
Ofrecemos el estilo de viaje que nos gusta hacer, porque cumple con lo que esperamos de un viaje, que es crecimiento, enriquecimiento, experiencias chulas… No podríamos hacerlo de otra forma.
Somos dos culos inquietos que hemos viajado juntas y vivido cada una en distintos lugares, motivadas por el ansia de crecer, alimentar la mente y ampliar nuestro mundo.
Al vivir en un lugar, lo enseñas luego de forma diferente, porque conoces esas calles, carreteras, senderos… y aún lo sientes tu hogar. También conoces rincones que solo los locales conocen, los más auténticos y a los que pocos llegan. Además, has hecho un trabajo de prueba-error para seleccionar los sitios que de verdad merecen la pena.
Nos encanta viajar dejando lugar a la improvisación, para permitir que pasen cosas, para salir de nuestra zona de confort y descubrir lugares y personas que den un vuelco nuestro viaje.
Los viajes nos dan vida, nos hacen sufrir el “síndrome del viajero”, o como define la palabra alemana Fernweh, la nostalgia por lugares desconocidos.
Nos han aportado personas, lo más importante de todo. Personas que hemos conocido en viajes y que se han convertido en parte de nuestras vidas, y personas que estaban pero a las que los viajes nos han unido más.
Nos han aportado valores renovados, prioridades trastocadas y una de las cosas que más buscamos en nuestras vidas: enriquecimiento y alimento para la mente.
Y mil anécdotas y aventuras que recordar para volver a sonreír y compartirlas.